A inicios del 2020 todo el mundo se vio obligado a vivir una situación nueva y alarmante. Estuvimos en confinamiento durante meses, obedeciendo medidas muy estrictas. Ahora que las prevenciones han disminuido un poco podemos analizar los efectos que nos dejó la pandemia y a nuestros infantes.
Hace meses, los papás se encontraban ante una interrogante que era como afrontar la pandemia junto a sus pequeños sin parques, sin colegio y sin interacción. Esta etapa de aislamiento generó varias consecuencias notables en los niños.
1. Aumento de irritabilidad
Al estar encerrados y limitados por tantos meses, se vio un aumento en el mal humor de los infantes. Sus niveles de aburrimiento e incomodidad estuvieron altos durante semanas. Esto implica que la irritabilidad fuera uno de los principales factores.
Esta respuesta es común verla cuando los niños se desarrollan en un entorno que les genera incomodidad o disgusto.
La pandemia afectó todos los aspectos de la vida de un niño; la familia, la escuela, la relación a los pares, los aspectos emocionales, el juego, la interacción.
2. Incompetencia para expresar emociones
Una de las maneras más populares para la regulación de emociones es el ejercicio físico. Al estar privados de juegos al aire libre, interacción física y demás, a los niños se les dificultaba cada vez más el poder expresar y regular sus emociones de la manera correcta.
El libre movimiento es una actividad esencial en los primeros años de vida. La falta de este puede generar cambios de humor, alteraciones en los horarios para dormir y perdida del interés en otras actividades.
Incluso se ha notado el aumento en la desobediencia.
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3. Inclinación hacia lo virtual
Aunque puede no ser el caso de todos, muchos niños se familiarizaron tanto con lo virtual que lo prefieren frente a lo físico.
Ahora que en algunos países se puede asistir a la escuela en presencial, no se ha visto el retorno al 100% de los niños.
La comodidad de estar en casa y poder aprovechar más su espacio y tiempo personal está ganando popularidad entre las generaciones más jóvenes. Esta decisión implica un cambio frente a las actividades físicas que se llevaban antes de la pandemia.
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¿Qué pueden hacer los padres ante estas consecuencias?
1. Acompañar a los infantes al regreso a la normalidad: incentivarlos a interesarse en nuevas actividades que antes no podrían hacer y acompañarlos hasta que se sientan cómodos.
2. Establecer canales de comunicación: apoyarse de dinámicas que faciliten la comunicación con los infantes ayudará a crear una manera sana para expresar emociones.
3. Tiempo de calidad junto a terceros: destinar momentos específicos para pasar tiempo junto a sus pequeños e invitarlos a interactuar con otras personas.
